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ATEGA Asociación Terapias Galicia

CUENTOS

¡¡FELIZ NAVIDAD¡¡

¡¡FELIZ NAVIDAD¡¡

 

 

 

Desde ATEGA, os deseamos una fantástica navidad y un comienzo del                                      2009 ¡ESPECTACULAR¡¡.

                 Y no os olvideis ...NAVIDAD ES TODO EL AÑO¡¡

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vale la pena verlo

Vale la pena verlo

http://es.youtube.com/watch?v=HdrABHarNyM

OBSTÁCULOS
Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte
se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien.
Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo
que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis
sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que
más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo,
lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar
hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un
poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo
que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras
decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me
repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y
también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me
sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de
que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos...
Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está
hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un
gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo
escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a
un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe
con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos
obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos
los trajiste tú.

Maneras de vivir

Maneras de vivir

Maneras de vivir

Un hombre de cierta edad llego a la clínica donde trabajo muy temprano para hacerse curar una herida leve, se le notaba que tenia prisa, preguntando en demasía cuanto quedaba para terminar, así que le pregunté cual era el motivo por el cual tenia tanta prisa.
 Me dijo que tenía que ir a una residencia para desayunar con su mujer como todos los días, que vivía allí, me contó que llevaba ya tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
 Terminando la cura de la herida, le pregunté de nuevo si ella se inquietaría mucho al llegar tarde esa mañana.
 -No, me dijo, ella ya no sabe quién soy, hace ya casi cuatro años que no me reconoce.
 Entonces le pregunté extrañado.
 -Y si ya no sabe quién es usted ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
 Me sonrió y dándome la mano me dijo: -Ella no sabe quién soy yo, pero yo si sé muy bien quién es ella.
 
Anónimo

LA LEONA

 

La Leona

Los cazadores, armados de lanzas y de agudos venablos, se acercaban silenciosamente.
La leona, que estaba amamantando a sus hijitos, sintio el olor y advirtió en seguida el peligro.
Pero ya era demasiado tarde: los cazadores estaban ante ella, dispuestos a herirla.
A la vista de aquellas armas, la leona, aterrada, quiso escapar. Y de repente pensó que sus hijitos quedarían entonces a merced de los cazadores. Decidida a todo por defenderlos, bajó la mirada para no ver las amenazadoras puntas de aquellos hierros y, dando un salto desesperado, se lanzó sobre ellos, poniéndolos en fuga.
Su extraordinario coraje la salvó a ella y salvó a sus pequeñuelos. Porque nada hay imposible cuando el amor guía las acciones.

Fin